
LOS OSCUROS




“Lectura del copal”
Técnica mixta
Asunción Alvarado

No creo en entidades oscuras; sé que existen, por su presencia en todas las culturas y en varios de mis viajes con honguitos. He percibido su enorme poder, su bajísima frecuencia, sus intenciones depredadoras y un miedo profundo al enfrentarlas; sin embargo, también pude entender la necesidad de su existencia como balance, lo relativo de su esencia maligna y que a veces tienen algo importante que enseñar.
No tengo estudios en demonología, pero aprendí algo al respecto de un ex miembro de culto satánico y de mi M. LuzFer. Ya había escrito que él, como otros brujos, canaliza en trance a la entidad del Hermanito Lucifer o invoca los poderes de ciertos demonios y de la Santa Muerte, casi siempre en rituales de sanación, protección o buena fortuna. Por lo tanto, ni él ni su trabajo se dirigen a hacer el mal, a pesar de involucrarse con fuerzas nocturnas.
Tampoco tengo la experiencia de un contacto con lo sobrenatural, pero había escrito que eso no me impide creer en la posibilidad de lo inexplicable, ni abordar estos temas integrando lo que sé, siento e intuyo. Este post no cuenta con evidencias paranormales ni sobre mis fantasmas psicológicos proyectados por la psilocibina, sino al respecto de mis encuentros sensibles con algunos seres que habitan en la oscuridad.
Mi bitácora registra diez de estos viajes donde sentí presencias ajenas a mí o al inconsciente. Excepto quizá, uno donde fui testigo de un tenebroso ritual de sangre vertida sobre una mujer, obligándome a salir de súbito del trance temblando de temor, debilidad y dolor de estómago. Esa vez y otras más, recibí la visita del mencionado Hermanito, quien una vez me regaló unos cuernitos por resistir la tentación de adquirir el gran poder que me mostró frente al espejo.
Los seres oscuros balancean la energía creadora porque no responden a lo moral; son las personas quienes eligen entre el bien y la maldad. En mi viaje número 38, fui engañado por lo que llamé “brujas sanguijuelas”, no por ser malas sino por estar hambrientas. Me vi realizando una tarea que se iba volviendo incómoda e inútil, cuando descubrí estar dentro de una burbuja de realidad y ahí, pegada al borde con sus fauces abiertas, vi una sombra difusa y duplicada de esencia femenina, succionando el esfuerzo de mi consciencia alterada. Me hice limpias para sacudírmelas y supe que volverían al siguiente viaje.
Tuve que repetir esta protección ante entidades malignas, al sentir su influencia en imágenes agresivas o fúnebres, emociones tensas y malos pensamientos. En el viaje 26 vi una sombra con alas posada por encima de mí, hasta que mi atención le inquietó y voló amenazante en círculos, pero dejándome en paz. En el número 61, un grupo de demonios corrió una cortina entre la penumbra para observarme: Uno era enorme, cornudo, lleno de odio y rencor; otro se veía decrépito, perverso y sabio; uno más era gordo, mórbido, con un aura de asco y dolor. “Nada puedo contra estos seres que son dueños de la Tierra”, me dije al aterrizar del delirio.
En mi relación con la mujer Flecha fugaz, sanadora y vidente, alucinamos una vida pasada practicando magia negra; por si acaso, hicimos un ritual para cortar ese vínculo. Durante mi penúltimo viaje, ella despertó de un sueño inquieto y me acompañó un ratito, mientras yo tenía una sensación temerosa como de muerte al acecho. Más tarde sentí un ser ajeno causando el “mal viaje”, pedí protección, canté un rezo, agarré mis plumas de las limpias y pregunté su nombre para expulsarlo de casa. Al día siguiente, ella me dijo haber soñado ese demonio y que estaba ahí para trabajar conmigo, por eso volvió pronto a la cama luego de percibirme atento y protegido.
Platiqué algunos de estos encuentros con mi M. LuzFer y no niego que su perspectiva pudo influir en la mía. Según dijo, hace unas décadas terminó el dominio de Satán -el oponente- y comenzó el de Lucifer -portador de luz-, lo cual coincide con esta era acuariana de conocimiento e integración de opuestos. Quizá no enfrenté entidades inmateriales sino sólo mi mente alterada, pero en ello aprendí a distinguir entre ver imágenes feas y las que causan malestar, como una prueba para protegerme.
Cuando me preguntan si vi cosas feas en mis viajes, no suelo ser tan explícito como en este post. No vaya a ser que la curiosidad invoque el daño de su enorme poder, su baja frecuencia vibratoria o sus intenciones depredadoras, en lugar del aprendizaje para saber sacudirse lo negativo. No sólo en experiencias psicodélicas, sino al percibir gente malvada o toparse con “vampiros” inconscientes de estar chupando la energía de los demás.
Sé que existen seres oscuros, como balance necesario a los iluminados en distintos niveles de maldad relativa. Más allá de hacer el mal, su misma esencia es un daño a la luz que puede superarse y enseñarnos algo importante. Por eso no me hace falta comprobar si estas visiones tremendas, fueron en realidad entidades ajenas a mí o sólo proyecciones de mi inconsciente. Lo importante es saber protegerse, y en tal sentido, el no creer en los oscuros es la mejor manera de bloquear su presencia.


