
SAN CRISTÓBAL
Valle
TEMPORADA 1
San Cristóbal de las Casas, Chiapas
Cuándo: agosto 1997 – octubre 1998
Etapa: alegre
Reto: emocional
Planta: cannabis
Yo salí de casa de mis padres por las buenas. Lo planeé dos años, mientras me titulaba en Comunicación y daba clases en una prepa, con la idea de vivir unos meses en varias ciudades del país trabajando en medios de difusión. Pero el plan se convirtió en aventura, gracias a la flexibilidad que me indujeron tres grandes amigos.
Aleks me propuso salir hacia Cancún para sacar una lana extra… y se unió al plan; luego trabajé en una agencia de publicidad en Mérida y de ahí dudé entre Monterrey y Tuxtla, hasta que Paco, me sugirió llegar a San Cristóbal: “Vas a ser más feliz”, me dijo; y en verdad, de no haberle hecho caso, mi vida sería muy diferente ahora.
En opinión de muchos, esta ciudad tiene una magia que te ahuyenta o, como a mí, nos atrapa. Al pasar ese umbral, encontré trabajo como reportero en la radio local y renté un departamento fresón: “Como para gringo jubilado”, pensé; y como invocación apareció Chon, gringo maduro mas no jubilado, quien rentó la habitación adicional y me presentó entre la banda de músicos, artesanos y activistas del zapatismo ya hechizados por el lugar… entre los que yo solito me introduje al consumo de yerba.
Ya tenía veinticinco años, y quiero creer que eso me ayudó a ver el uso de drogas como una experiencia de transformación más que una vía para evadirme de la realidad. Como siempre había fiesta, recuerdo este periodo como el más alegre de mi vida (reservo el término feliz para momentos de infancia), pero probar este nuevo estado de conciencia también me significó profundos cuestionamientos y decisiones determinantes.
Te voy a contar los desafíos al abrir mi percepción del mundo y sobre los aliados que me ayudaron a enfrentarlos. Me hice popular con mis reportajes, pero eso sacudió mi idea del éxito laboral; me permití ser más flexible, cuando mi rigidez se comparó con los extremos de otros; acepté tener un destino, pero no el que me proyectaron de niño; apenas me sentía en casa, y ya quería probar el aislamiento.
En esta Temporada comparto el tesoro que me dejó mi paso por SanCris: obstáculos a la medida de mi imprudencia; mañas para reconocer mis máscaras y vivirlas con ligereza; y en especial, un renovado valor de la amistad y la responsabilidad de poder contribuir a mis tiempos.

SANCRIS, PUEBLO CON MAGIA
Algo tiene San Cristóbal que fascina o repele, que apacigua y enciende, aunque al parecer transforma siempre. Más allá de una visita turística, creo que la energía del sitio suele poner a prueba a los inmigrantes con sus cargas o carencias, y sólo se queda más tiempo quien acepta vivirlas entre ciclos cotidianos de extremos enfrentados.

SANCRIS, PUEBLO DE LOCOS


En una pesadilla preadolescente, un terror me persiguió hasta mi casa. Hubo varias similares, pero nunca vi su rostro. Aunque logré entrar, mi alivio se volvió histeria cuando lo oí en la cocina; subí a mi cuarto y escapé por la ventana colgando del árbol, pero el maldito salió por el zaguán, corrí hacia un coche estacionado y empezamos a rodearlo. La histeria se convirtió en ridículo y me detuve para verlo al otro lado del auto. Era un retrasado mental.

EL MAGO Y EL CHON
Este post es como una carta… que ojalá fuera una rola para dos amigos con mucho en común -en mí-. Pero mi desidia habitual es sañosa con mi guitarra, que anduve paseando por mis viajes sin practicar, y escribirles resulta la manera de cultivar la pasión que reconocí, mas no le aprendí del todo a estos dotados músicos, literatos y enormes filósofos de vida.



TRABAJAR EN LOS MEDIOS
En San Cristóbal decidí que prefiero ser “cabeza de ratón que cola de león” y con el tiempo funcioné mejor en lo contrario. Mi mente joven usó el cliché para aliviar sus expectativas de comunicólogo, sin aplicarlo a sus propios medios de comunicarse ni buscando apoyo en la inteligencia emocional. Me salió buena en la chamba, pero intensa para hacer equipos y asumir el origen de mis formas de meter la pata como burro.

TRABAJAR SIRVIENDO
En mi educación mística familiar, una de las consignas para asumir el camino del conocimiento cimbró mi distracción adolescente por su alto sentido de responsabilidad: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Parecía algo único de seres iluminados, pero resulta un paso natural en el despertar de consciencia; ahora veo en la vocación de servicio, la síntesis que siempre busqué en mi Trabajo de vida.

MI PRIMER VIAJE
Mi primera experiencia psicotrópica fue con honguitos. Otros estados alterados de conciencia que pude relacionar fueron el aturdimiento de la anestesia o el control del entorno en sueños lúcidos, pero en esa, entendí por qué se le llama viajar. No es el efecto alucinatorio, sino ese que integró mi percepción, mente y emociones para revelarme tres certezas esenciales sobre la vida, la muerte y la conexión con el todo.

LOS CHOMBILLOS
Cuando di clases en preparatoria a jóvenes entre cinco y ocho años menores que yo, entendí la vocación docente de mi mamá y cuánto decía aprender de sus alumnos. Poco después llegué a San Cristóbal, donde compartí a ratos el desmadre del vicio con mis vecinos, chavos locales de esa misma edad que me enseñaron mucho de otras realidades en la vida



MI AHIJADO CHAMULA
Dicen que soy bueno con los niños. Los bebés se me quedan mirando, no temo portarme ridículo, disfruto retarlos jugando y nunca les hablo con balbuceos. A mi edad, sin embargo, me canso pronto de retozar, me engento cuando hay muchos y no he tenido hijos propios. Escribir la historia de mi ahijado Juan, me señala algo del por qué evadí la paternidad.

MI MAESTRO MAURICIO
El M. Mauricio es conocido por su nombre náhuatl Mikiztli. Para mí, su enseñanza es de elemento fuego en cuanto transforma, el rumbo que da en mi camino es el de la integración, su método es la ligereza en las formas con el compromiso en la intención, y su planta es la ganja, no porque la consuma, sino por ayudarme a conectar con su espíritu M. y el de otros enteógenos.

VIVIR EN SANCRIS


Cada que escribo sobre San Cristóbal, quedo algo movido por una nostalgia del tipo “esos buenos tiempos”. Ya la describí como un tesoro de relaciones afines y comprensión de mis procesos, o también por la magia de atracción del lugar que puso a prueba mis pasiones y ciclos enquistados. El tercer sentido de esta melancolía gustosa, me viene al revivir el ambiente de sus calles y mi cómica imagen recorriéndolas en bicicleta.

RADIO Y REPORTAJES
Mi trabajo profesional, físico y personal me enseñó mucho de cada lugar en las Temporadas de este blog. En particular, ser reportero me hizo conocer San Cristóbal más a fondo y darme a conocer en aquella ciudad que dejaba de ser pueblo a fines de siglo. A riesgo de hacer un post presuntuoso, comparto algunas de esas chambas cuyos temas me revelaron su magia y entre los cuales se me pidió, específicamente, nunca hablar de drogas.

DROGAS EN SANCRIS
En SanCris disfruté la fiesta como nunca. No tanto por su célebre vida nocturna de ambiente internacional, sino por la banda con quien pasaba algunas tardes compartiendo churros y sus experiencias en el mundo de los psicoactivos. Me llevé grandes sorpresas al descubrir mi inocencia en la materia, los mitos comprados, la enorme variedad de sustancias, algunas de sus nefastas consecuencias… y mi refri lleno de honguitos cuando presté la casa.

LOS MÚSICOS
En general, procuramos la música en tres sentidos: para escuchar, expresarla (cantar, bailar) y/o como fondo de compañía. Pero quienes la hacen, alcanzan otro nivel de comunicación o hasta comparten rasgos de personalidad. Mis facultades en la guitarra no llegaron a tanto, por ciertos bloqueos que me hicieron desidioso en la práctica y juicios aprendidos sobre el ser músico, que empecé a liberar a partir de la frase de mi carnal Chon: “No soy una rocola, amigo”.



DESCUBRIR LO MÍO
“¿Qué es lo tuyo en la vida?”. No poder responder esta típica duda existencial me hostigó desde que la plantearon mi papá de niño y mis profesores universitarios, hasta que mi carnal Aleks me cambió la perspectiva: “¿Y no será que lo tuyo es seguir buscando?”. ¡Tremendo alivio! Aunque tardé otros 20 años en aclararlo, al dejar de preocuparme en ello comenzaron a acomodarse expectativas y conceptos medio enredados en mis procesos de aprendizaje.

LOS REVOLUCIONARIOS
Una persona revolucionaria se define por rebelarse contra lo establecido o innovar en su entorno, y cabe añadir aquí un tercer sentido: Generar movimiento o remover las cosas (en el Rock serían el punk, el metal y el progresivo). Conocí pocas en mi fresón ambiente familiar, estudiantil y laboral, pero tengo ejemplos grandiosos en algunas amistades actuales, en mis padres y en la banda de San Cristóbal, quienes guiaron mi pensamiento izquierdoso hacia la evolución de la consciencia, el valor de lo comunitario y una postura política.

LA GANJA CONECTA
La sociedad sería muy distinta si en vez de borracha, fuera pacheca. Disfruto la liberación socializadora del alcohol, pero la mariguana lleva a otro nivel eso de estar en el mismo canal de los demás. Al comenzar a fumarla, dejé de tomar significativamente; luego, al conocerla, comprendí que sus efectos especiales pueden conectarnos más profundo con la gente y nuestro interior, bajo una sugestión similar a la de un acto mágico de mentalismo.

MIS LOQUERAS
Entré de nuevo a terapia, cuatro meses antes de salir esta publicación. Quería ayudarme a dar un repaso al trabajo interno de casi quince años tras la anterior, pero igual que entonces, decidí tomarla por la necesidad de sobrellevar un duelo. Mientras tanto, sigo sacando conclusiones en este blog y, en consecuencia, aprovecho el post para redondear el tema de la locura, reflejado en distintos aspectos a lo largo de sus tres Temporadas.



LA COMUNIDAD ROSA
Entre los muchos lugares mágicos de San Cristóbal, el de mejores recuerdos es donde viví durante meses y disfruté los valores de convivir como parte de un grupo. Ya hablé de estas casitas en varios posts, por la transformación que propiciaron en mí y en algunas amistades, lo cual merece entrar en detalles y en el contexto de mi experiencia al compartir espacios; en este caso, una que resultó lo bastante cerca y aún muy lejos, a la de una comuna hippie.

MIS RELACIONES
Temía escribir este post por lo íntimo del tema y su precariedad en mi historia. Aunque estos textos tratan de otros tiempos, algunos tienen curiosas sincronías con procesos internos o cosas cotidianas, que me gusta ver como señales para conducir mi trabajo. En este caso y de nuevo en soltería, me animo a contarte ciertos indicios en mis relaciones juveniles, que guiaron el proceso de asumir y romper barreras para compartir en pareja.

ESPEJO 1: GOZAR AL SER


El verano que pasé en San Miguel de Allende, fue una etapa de valiosos aprendizajes poco antes de terminar la Universidad. No sólo en los cursos de arte que tomé o por haber cubierto mis gastos, sino en el goce de la fiesta, las amistades y muy divertidas situaciones. Quiero contarte sobre ellas, por cuánto me enseñaron a explorar mi incipiente personalidad juvenil y cómo reflejan lo bien que la pasé en San Cristóbal unos años después.